Hace unos días añadí esta receta aquí pero no hice ningún comentario sobre ella. Y creo que merece la pena dedicarle una entrada en el blog ya que en casa nos encanta.
El primer comentario será respecto a la medida del arroz. Si os habéis fijado está en mililitros (ml) y no en gramos (gr) como sería lo normal. Este arroz tiene que quedar seco, así que hay que ponerle la cantidad justa de agua. Y la forma más fácil de hacerlo es midiendo el volumen. Con un vaso de medidas, pondremos 100 ml de arroz y 200 ml de agua por persona. Así, para 4 personas, habría que poner 400 ml de arroz y 800 ml de agua, luego podemos poner una ración extra por si se presenta algún invitado sin avisar o por si alguno de los comensales quiere repetir, cosa que en nuestra casa siempre pasa.
Otro tema que creo que merece la pena comentar es la cazuela que va al horno. Aunque en esta foto es de aleación de aluminio inyectado, queda mucho mejor si es de barro. No uséis pirex, ni nada por el estilo porque os puede quedar pastoso y la gracia de este arroz es que quede suelto. También hay que tener cuidado con el tamaño de la cazuela y la cantidad de arroz que pongamos. Lo ideal es que la cazuela tenga la mayor superfície posible para que se pueda evaporar el agua fácilmente en los 20 minutos.
Y el tercer comentario es respecto al tiempo de horno. Hay que asegurarse de que el horno ya está a 250 grados cuando introducimos la cazuela con el arroz. Y entonces empiezan a contar los 20 minutos. Si al pasar este tiempo, vemos que todavía se ve algunas zonas donde hay restos de agua haciendo "chup chup", lo dejaremos un poco más. Tiene que evaporarse todo el agua.
Pues eso es todo, desde aquí os animo a que lo probéis porque el resultado es increíble ante la poca dificultad que comporta. ¡Ah! Se me olvidaba decir que este arroz está muy bueno si se hace de un día para otro.
martes, 25 de noviembre de 2008
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