Al menos, el nivel de dificultad lo puede poner cada uno según desee. La lámina de hojaldre, por ejemplo, prefiero comprarla en la sección de precocinados de cualquier supermercado, pero si alguien se atreve a hacerla, adelante. Lo mismo con la mermelada, podemos comprarla. Aunque en este caso he usado un bote que hice este verano. Cuando sea época de melocotones y albaricoques pondré la receta.
En fin, que si compramos todos los ingredientes, la única dificultad es enrollar y cortar la masa. Llegados a este punto, os he de confesar, que la primera vez que las hice llegué a pensar que no sabría ni hacer eso. Tenía que humedecer el cuchillo a cada corte porque si no se me pegaba a la masa y antes de meter la bandeja al horno me quedé horrorizado viendo que lo que había hecho tenía forma de cualquier cosa menos de palmeritas. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que según se horneaba la masa iban tomando su forma. ¡Se hacen solas!
Bueno, pues a ver quién se atreve a bañarlas en chocolate. Seguro que quedan deliciosas.
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